VENTAJAS DE SER UN INCOMPETENTE

En España es muy conocido el programa El Club de la Comedia y el siguiente monólogo que os presento está sacado de él. A reirse un poco.

Para triunfar en la vida hay dos caminos. El primero es ser un genio. Pero eso es muy difícil, hay que trabajar mucho, ir por delante de tu tiempo y, encima, la mayoría de las veces no te lo reconocen hasta después de muerto.

El otro camino es ser un incompetente, que es mucho más fácil y, además, te lo reconocen en vida. Por eso yo estoy pensando en convertirme en un incompetente, porque todo son ventajas. Para empezar, tienes muchos más modelos en los que fijarte. ¿Quién no conoce a un incompetente?.

Ya de pequeños, cuando se te rompía el tren, le decías a tu madre:
- Mamá, te lo pido por favor, que no me lo arregle papá.

¿Sí o no?. Otra ventaja de ser incompetente es que haces feliz a la mujer que más te quiere, tu madre. Tu madre siempre ha querido que hagas una oposición a funcionario, que es para toda la vida. ¿Y una madre va a querer algo malo para su hijo?. ¡NOOOO! ¡Pues ya está! ¡Incompetente para toda la vida!. Además, los que son competentes nunca llegan a nada. Vamos a ver, ¿cuántos jefes conocéis que sean competentes? ¿Y cuántos políticos?. En cambio,¡incompetentes hay un huevo!. Y es que ésa es otra cosa buena de los incompetentes, que son muy solidarios; cuando uno llega a jefe, inmediatamente monta a su alrededor una ONG: incompetente, tu jefe te reconoce como uno de los suyos.

No sé, un día, por ejemplo, te ve chupando los sellos por la parte de delante y te dice:
- Trujillo, cómo me recuerda usted a mí mismo hace unos años. Tiene un carrerón por delante, siga así, que el día menos pensado le hago subdirector.

Ser incompetente es mucho más cómodo. Los competentes se pasan la vida estudiando. Haciendo masters, cursillos, reciclándose… En cambio, para ser incompetente sólo tienes que aprenderte cuatro frasecillas.

Primera:
- Huy, ¿esto para hoy? ¡imposible!
Segunda:
- Qué más quisiera yo.
Tercera:
- Para lo que me pagan, ya está bien.
Y su frase preferida: - Chato, sólo tengo dos manos.

Otra ventaja del incompetente reside en que su abuela es inmortal. La pobre mujer aguanta lo que le echen, porque el incompetente, para escaquearse del trabajo, cada dos por tres la está operando de la vesícula. Él sólo tendrá dos manos, pero su abuela debe de tener como doscientas vesículas, por lo menos… En cambio, el competente tiene tanto amor al trabajo que si ve que la abuela está pachuchilla, así, así… la remata el domingo para poder ir a trabajar el lunes. O aprovecha un puente… para despeñarla. La ventaja del incompetente es que con el mínimo esfuerzo consigue el máximo rendimiento, porque es un gran publicista de sí mismo. Todo el mundo se entera de cualquier cosa que hace, por pequeña que sea:
- Bueno, pues voy a hacer estas fotocopias, que si no las hago yo no las hace nadie.
Y al rato:
- Ya he hecho las fotocopias, ¡me han quedado cojonudas!.

En cambio, del trabajo del competente sólo se habla el día que la caga.
- Martínez, coño, qué cagada… Bien está que se quede hasta las cinco de la mañana haciendo el Balance, pero se ha equivocado en dos décimas, se está jugando el puesto, mire Trujillo, ése sí que no se equivoca nunca.

Y es que los incompetentes tienen más tiempo libre. Si hay un marrón en la oficina, el jefe le pide a todos que se esfuercen para solucionarlo, menos al incompetente. ¿Pa qué?.
- Usted no hace falta que se quede, Trujillo, que tendrá cosas más importantes que hacer. ¡Menudo carrerón lleva!.

El incompetente tiene todas las puertas abiertas, porque incompetentes hay en todas las profesiones. Ahí está el Tribunal Supremo, que debe de estar lleno, porque cada dos por tres sale el en periódico: “Supremo se declara incompetente”. Si ellos lo dicen… Y lo mejor de todo, siendo incompetente puedes trabajar en una de las empresas más grandes y transparentes del mundo: Telefónica. A los incompetentes de Telefónica se les reconoce enseguida por el tono y la energía que tienen:
- Información, buenas tardes, le atiende Marisa.
- Por favor, me daría el teléfono de Mercería Merce?.
- Como mercería no me sale Merce.
- ¿Y como Merce?.
- Como Merce no me sale mercería.
- Pues… ¿”mercería” tan amable de mirarme Bragas Merce?.
- Como no me dé más datos…
- Pues hombre, ella las suele llevar rosa.
- Así, sí, tome nota… Mercería Rosa.
- No, Rosa no, Merce!!.
- ¡Pues aclárese, que sólo tengo dos manos y a mi abuela la tienen que operar de la vesícula!.
- Vamos a ver, señorita, Mercería Merce, en la calle Infanta Mercedes.
- Como Infanta no me sale nada, pero como Mercedes me salen varios concesionarios.

Cosas así pasan continuamente, y mira qué bien va Telefónica. En fin, una pena que no haya más incompetentes… Que podría haber más, lo que pasa es que la mayoría no pasan de espermatozoides. En vez de ir al lío, en vez de penetrar donde tienen que penetrar, se entretienen haciendo el gilipollas por las trompas de Falopio.

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